Hoy, 20 de junio, es el Día Mundial de los Refugiados. Según la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de Refugiados de 1951, un refugiado es aquel que “debido a fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él».
La experiencia de un refugiado es especialmente dura y traumática. Estas personas abandonan su país por verdadera necesidad, a veces, en condiciones extremas (enfermos o heridos). Huyen de la guerra,de la discriminación, de la tortura… Quieren escapar de la muerte. Durante su viaje, tienen que superar muchos obstáculos, arriesgan sus vidas acompañados en muchas ocasiones, de niños pequeños y ancianos. Por lo tanto, una vez que llegan a nuestro país, necesitan toda la ayuda posible.
En primer lugar, es esencial la asistencia sanitaria; muchos llegan realmente enfermos tras el calvario del viaje. En segundo lugar, deben iniciar el proceso de acogida con trabajadores sociales que les ayuden a realizar los trámites necesarios. Estos trámites son muy importantes: necesitan el reconocimiento oficial de su estatus de refugiado y cumplir los requisitos antes mencionados. Además, los refugiados son atendidos por psicólogos. Ellos les ayudan a superar el impacto traumático de lo vivido en su país y durante el viaje.
Estos profesionales son claves para que puedan iniciar una nueva etapa de su vida; van a ser los encargados de que su situación mejore. Pero, por desgracia, suele haber un problema fundamental: el idioma. Al no conocer la lengua del país de acogida, no pueden expresarse ni responder a las preguntas de estos profesionales. Si no pueden explicar qué les ocurre, qué sienten, es difícil que se les pueda ayudar. La solución para garantizar la comunicación en estas circunstancias, es la interpretación social.
Los refugiados se encuentran una situación de verdadera vulnerabilidad. Llegan al país de acogida sin conocer ni la lengua ni la cultura. Además, les suelen requerir documentación legal o documentos para proceder a la identificación. Si estas personas no pueden identificarse, los trámites son más complicados. En ocasiones, e el refugiado posee diplomas o títulos oficiales y quiere solicitar su convalidación. Toda la información complementaria será bienvenida. El mayor problema es que esa documentación se encuentra escrita en su lengua de origen. Debido a este obstáculo, se necesita una traducción.
Por ello, la traducción para refugiados es una herramienta clave en el proceso de acogida. Son dos labores muy diferentes que requieren unas características muy específicas. Si quieres saber en qué se diferencian, te invitamos a pasarte por nuestro artículo.
En Voze, trabajamos prestando el servicio de traducción para refugiados. Colaboramos con entidades como Cepaim o Cesal . Estas ONG’s están especializadas en acción social y cooperación internacional. Con ellos, nuestros servicios incluyen interpretación telefónica o simultánea para ayudar a migrantes y refugiados. Además, también realizamos interpretación presencial. Por ejemplo, los intérpretes acuden a las consultas del médico con usuarios refugiados. De esta manera, pueden explicar con detalle al médico sus síntomas y dolencias. Es muy importante comprenderse, sobre todo si el paciente debe tomar algún medicamento. Así, se evitarán reacciones alérgicas y se mejorará la adherencia a los tratamientos.
El intérprete también se personará en todas las reuniones que tengan los usuarios refugiados, como por ejemplo, con los trabajadores sociales o con los psicólogos, donde volverá a ser su voz. A través del intérprete, podrá expresar todas sus inquietudes y las preguntas y dudas que quiera plantear al personal de la Ong. A su vez, se podrá informar de todos los procedimientos y fases del programa de acogida de refugiados.
Nuestro objetivo es que estas personas reciban la ayuda necesaria y puedan comunicarse. No poder expresarse en una lengua crea mucha frustración en circunstancias normales. En las circunstancias que viven las personas refugiadas, es una situación aún peor. Por ello, nuestros servicios de traducción para refugiados serán su herramienta y nuestro equipo, su voz.
Les ayudamos a dar los primeros pasos en España. Pero ahora son ellos los que cierran el círculo de Voze. Una vez que se han adaptado y conocen el español, les proponemos que formen parte de nuestro equipo. Reciben formación gratuita en interpretación social, telefónica y mediación intercultural, conociendo nuestra labor desde dentro. De esta manera, podrán ayudar a personas que se encuentran en la misma situación que ellos vivieron un día.
Hoy, 20 de junio, Día Internacional del Refugiado, queremos recordar al mundo que no podemos desviar la mirada, que estas personas necesitan nuestra ayuda y todo el equipo de Voze estará junto a ellas para vencer las barreras que nos separan.